domingo, 7 de marzo de 2010

El Extranjero. Bendita Decepción (Capítulo 5)

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Buenos Aires, 13 de Febrero de 1981





Sus ojos recorren cada banda de luz que los postigos de la ventana filtran sobre las paredes del cuarto, tratando de recomponer cada espacio en sombras con el fresco recuerdo de una noche estupenda. Repasa en su mente las diferencias de esa habitación con la propia ubicada un piso más arriba y balancea la posibilidad de instalarse con Alicia definitivamente; casi en ese mismo instante, ella se voltea hacia él en la cama adornada por sus atributos que tamizados por su cabellera parecen mucho más exuberantes en posición horizontal de lo que aparentaban anoche, cuando por primera vez se fijó en ella. El posa su mano en su cadera cuando Alicia abre los ojos, y por un instante siente que algo anda mal, cuando su mirada parece no aceptarlo como lo ha demostrado hasta la madrugada, cuando ambos se quedaron dormidos envueltos entre sí. Súbitamente Alicia se sienta en la cama dándole la espalda y se coloca una bata que estuvo colgada del respaldo mientras le dice sin mirarlo:
-“Creo que ya es hora que vuelvas a tu casa, porque debe estar por llegar mi novio”.
Arcián se queda un poco pensativo con la vista en el cielorraso, hasta que de repente se incorpora y salta sobre sus pantalones, sube el cierre y toma su camisa y sus zapatos mientras se dirige a la puerta, la abre y girando la cabeza levemente hacia ella, se despide con un seco adiós.
Unos minutos después, se escucha un suave golpe en la puerta y Arcián acude a abrir, cuando Alicia asoma su cabeza por la ventana contigua a la entrada mostrándole su mano con el calzoncillo que olvidó en su departamento. Se escucha en la calle que un automóvil se detiene frente a la puerta del caserío y Alicia le dice en voz baja:
-“Me voy corriendo…Debe ser Omar”, cuando Arcián la toma por la muñeca de la mano que tiene la prenda y la introduce a la fuerza por la ventana, hasta abrazarla por dentro de su camisón y apretarla contra su pecho, besándola apasionadamente. Alicia oye los pasos de su novio en el piso de abajo y cierra el cortinado de la ventana para no ser vistos por él; Forcejea con Arcián, aunque intentando no hacer ruido hasta que ambos escuchan a Omar golpear la puerta de Alicia con suavidad, pero insistentemente. Cada golpe en la puerta motiva un cambio de expresión en la cara de ella, pasando desde el miedo a ser descubierta hasta la mirada pícara de una mujer transgresora, cuando Arcián acude a su incitación arrojándola contra la mesa del comedor, y derribando todo lo que se interpusiese en su camino, desgarrando su salto de cama, su camisola y su ropa interior hasta someterse a sus deseos. Abajo, Omar empieza a llamar a su novia mientras sigue golpeando la puerta:
-“Alicia… ¿Estás dormida aún? …Debemos ir a misa… ¿Lo olvidaste…?”-Mientras Alicia arremete con todas sus energías contra la pelvis de Arcián, como si ese fuera el momento que hubiese esperado por todo ese tiempo para desenmascarar sus temores y sus ansias de exterminar su propia hipocresía; y Arcián acaricia todo su cuerpo, bajando sus manos por debajo de sus brazos, hasta llegar a sus piernas que cuelgan de la mesa como los tallos espinosos de dos rosas, sin lastimarse ni lastimarla, mientras su boca recorre el valle de sus pechos hasta su vientre, provocando un descontrolado grito de placer en Alicia, que se confunde con los gritos de Omar, clamando por ella en su puerta, como si la alentara a que goce, lo que parece no haber hecho nunca antes. De pronto el silencio de abajo calla también arriba, y ambos sienten su respiración acompañar los pasos temerosos en la escalera, que se acercan a lo que sería el inevitable desenlace y sus corazones laten al mismo Tiempo que los tímidos golpes en la puerta. Arcián acude a abrirla y Omar intenta asomar su mirada hacia el interior mientras dice:-“¿Alicia se encuentra acá?”- a lo que Arcián responde:-“Si…pero no para vos” y cierra lentamente la puerta.

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