viernes, 3 de septiembre de 2010

Verdades Inciertas

Safe Creative #1009047235139

Septiembre…séptimo, octubre…octavo, noviembre…noveno y diciembre…décimo. Anoche no pude dormir repitiendo esta aparente incoherencia, (en realidad son el noveno, décimo, décimo primero y decimo segundo meses en nuestro calendario) cuando mi mente siguió elucubrando a su antojo que en ese caso enero y febrero debieron ser los meses onceavo y doceavo respectivamente por lo que marzo tuvo que ser, en algún momento el primer mes del año. Aunque esto no me condujese a nada, hoy me levanté obsesionado con investigarlo y efectivamente descubrí que:”… Los romanos fueron quienes nombraron los meses del año y luego expandieron su uso a casi todos los lenguajes europeos…” También:”…Rómulo dividió el calendario en 10 meses, que empezaba en marzo, en el período de invierno, (lo que es enero y febrero para nosotros) no contaba porque no habían actividades religiosas ni agrícolas y simplemente lo ignoraban hasta que fueron añadidos al final…”, y por cuestiones derivadas de necesidades de gobierno, los nuevos cargos políticos que se sustituían cada año, debieron iniciar sus funciones el primero de enero en lugar del primero de marzo, con lo que por motivos prácticos se cambió el inicio del año al primero de enero. Por alguna egocéntrica razón, me produjo más placer el haberlo deducido que el poder verificarlo en el diccionario etimológico y entonces empecé a recordar todas las relaciones que mi insomnio pudo elaborar al respecto, como que los días de la semana se relacionan con los astros, lunes (Luna), martes (Marte), miércoles (Mercurio) jueves (Júpiter) viernes (Venus) sábado / o Saturday en ingles (el día de Saturno) y domingo / Sunday (El día del sol); supuse por la razón que eran astrónomos quienes se encargaban de dividir el año calendario para que coincida con las estaciones o la rotación de la tierra respecto del sol, y es allí cuando me pregunté…si el año empezaba en marzo, (Marte / marcial / guerra), por qué la semana no debía empezar el martes… y pensé, si según el Génesis Dios creó al mundo en seis días y el séptimo descansó… ¿Qué Día habrá elegido para hacerlo, un domingo…día del sol o un lunes…el de la Luna?...sí, yo pensé lo mismo, en cuyo caso si el último día fue lunes, el próximo debió haber sido indefectiblemente un martes.

Pero mi “no pegar un ojo en toda la noche” fue más allá que esto, y me dije:-“Si la división inicial del calendario fue de diez meses, (como los dedos de la mano) y los astrónomos decidieron complejizar la cuenta llevándolo a doce (tal vez por esa razón los “prácticos“ romanos no tenían en cuenta a los dos meses restantes) seguramente se habrán percatado que el año agrícola se dividía en cuatro temporadas estacionales de tres meses y de esa forma era más sencillo dividirlo, (puesto que el sistema decimal no es divisible por tres ni por cuatro) resultó claro para mí anoche conjeturar que el sistema de pies y pulgadas era más preciso que el decimal a tal efecto.

Fui un poco aún más allá, y me cuestioné el porqué, un sistema antropomórfico como ese, donde una pulgada mide el espesor de un pulgar y un pié…bueno, supongo que ya lo saben; pero que un pié mide doce pulgadas, me acercaron a la hipótesis que el número doce, tiene las mismas cualidades aritméticas para el hombre como para todo lo relacionado con el universo. En ese momento recordé a Leonardo y su sección áurea, donde desarrolla su tratado de belleza en relación con las proporciones humanas, y su número perfecto…0,618, o sea la pendiente del rectángulo de oro…en ese momento hice un esfuerzo en dividir 618 por tres igual 206 y luego por cuatro…ehm…154,5 (Bueh, la excepción que confirma la regla) y luego pasé al “Modulor” de Le Corbusier, quién retomó el mismo concepto de:”La belleza es para los ojos del hombre todo aquello que se relacione con su ergometría” y me divagué aún más al retomar aquello de:-“Lo que es bello para el hombre lo debe ser también para el universo…”y fue allí…exactamente cuando desperté de mi insomnio…o… ¿Cómo se despierta de un estado de no sueño…?

Creo que ahora sí tengo la respuesta… y es que debo ir a dormir un poco… lo lamento por ustedes que han tenido que soportar mi tormenta de indecisiones… espero poder aclararlo en la mañana.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

La extensa sangría delante de este párrafo, no es tal, sino la simple manifestación de mi mente en blanco. Como una eterna pausa en mi existencia se percibe como la morada final aunque con la esperanza de poder abrir sus ventanas y dejar entrar al sol. La negatividad nunca fue mi fuerte en un mundo en que la adversidad está a la orden del día; sin embargo advierto en mi desánimo la intensión de oponerme a mi impulso creativo y transgredir su energía positiva para posicionarme en la base de mi estabilidad emocional, esa que decide qué debo hacer y cuándo, nivelando mis deseos y necesidades en el punto cero; equilibrando cada emoción con su homónimo para desentenderme de lo real; desmaterializando el mundo imaginario que me contiene y reconstruyéndolo en un dibujo en el agua para permitirle encontrar su propio destino, que indefectiblemente se borrará en su mansa quietud cuando el movimiento ondular encuentre la calma absoluta. Hoy las musas no acuden al llamado de mis aspiraciones…o simplemente será uno de esos días que no tengo nada que decir.

domingo, 16 de mayo de 2010

El Umbral. Guion Cinematográfico

Safe Creative #0905043189067">
El umbral” Guión cinematográfico de Luis Makianich. Tema: “Un hombre enfrenta una crisis en sus 40’s atacando sus frustraciones mediante crímenes imaginarios”. Sinopsis:(Los Angeles, California, 1 / 6 / 2003)
Erick es un arquitecto que viaja a Los Ángeles dejando a su familia en Buenos Aires, con motivo de empezar una nueva vida realizando un documental sobre Downtown LA, patrocinado por Central Library de esa ciudad.
Su documental esta basado en como se vería la ciudad si se la reestructura según su estética purista.
Él considera a la ciudad, no solo como un conjunto de edificios, sino como una estructura viva, con la gente dándole vida por sus arterias y a la que también suprime de sus imágenes, cuando no condicen con su sentido estético.
“El umbral de la locura”, es como titula su trabajo, al observar la gran cantidad de individuos con alteraciones mentales que frecuentan la biblioteca, puesto que esta es un foco de atracción para ese tipo de personas, porque considera que es un deposito del pensamiento humano, donde se encuentran las mentalidades científicas conjuntamente con las divergentes..
Un día Roland, su padrino de tesis advierte que uno de los indigentes que Erick suprimió en sus dibujos ha desaparecido y se lo comenta a este.
Erick en principio no le hace caso y continua con su trabajo, que ahora se concentra en la biblioteca y la gente con alteraciones que acude a ella así como en sus lecturas.
No tarda en descubrir que los crímenes que se suceden en la ciudad están relacionados con esas lecturas, aunque no lo denuncia con la policía, consciente de que su razonamiento es muy subjetivo y decide investigar el mismo el tema.
">

domingo, 28 de marzo de 2010

Extranjero. Madre Naturaleza (Capítulo 13)





Safe Creative #1003285859355

Mar del Plata, 21 de Septiembre de 1985





Arcián se encuentra parado frente al romper de las olas en Playa Chica, con la vista perdida sobre la espuma que se filtra entre los dedos de sus pies y las rocas, sin comprender qué está haciendo en la costa del Atlántico fuera de temporada, alejado del ámbito para el que fue estipulado su trabajo, consciente que no debería estar ahí, cuando la gente que debe estudiar se encuentra en Buenos Aires para ésta época del año; aunque también sospecha que alguna motivación que aún no entiende lo ha traído hasta allí. Su mente le ha traído algunos contratiempos últimamente, debido a algunas cosas que le cuesta recordar, así como algunas imágenes que aparecen muy claras en su cabeza, como si realmente las hubiera vivido, como esa mujer, que dice conocerlo y lo citó en ese lugar unos días atrás, motivando que se trasladara desde Buenos Aires, cuando usualmente no habría acudido a un pedido como ese, que lo distraiga de su misión.
Marion se acerca a Arcián desde la vereda costanera y él la reconoce por su forma de caminar, aunque solo puede ver una joven muy abrigada, con las manos en los bolsillos de su gamulán, con las solapas levantadas cubriéndole el rostro casi por completo, junto con su cabello maltratado por el viento. Ella lo mira por las rendijas de su pelo y le dice:
-“Veo que esta vez sí me reconoces.”-
-“En realidad…”-dice Arcián -“Ahora que te veo de cerca, se me hace un poco más difícil”.
-“¡Te han vuelto a clonar!”-Responde Marion alarmada-“No entiendo porqué a mí no me lo han hecho, luego de aquella noche, porque en tal caso, desde ese momento yo sí puedo recordarlo todo”.
Arcián la mira con cierta extrañeza, aunque poco a poco, parece ir entendiendo lo que sucede, como si esta vez pudiera asimilarlo con más facilidad.
-“Creo que empiezo a recordar ciertas cosas, si me ayudas a hacer memoria, tal vez…”
Marion lo mira con el desánimo impreso en la cara, por tener que explicarle todo nuevamente hasta que al final decide hacerlo, aunque con muy poca paciencia:-“Te contaré lo que creo está sucediendo y de a poco irás entrando en materia”.
Ella le explica todo el asunto de que son clonados continuamente con procedimientos de manipulación genética, con el presunto objetivo de hacer que su especie se adapte a las condiciones de este nuevo lugar, mediante injertos de órganos humanos, que a través del tiempo los convertirían en una raza capaz de soportar los grandes cambios en el ecosistema que se avecinan en el planeta, provocados por el hombre y por esa misma razón, su especie, con origen en insectos estará más capacitada para sobrevivirlos, debido a su gran capacidad de adaptación. Al terminar su explicación, Arcián, que parece haber asimilado bastante le pregunta:
-“¿Si yo fui clonado esta última vez, por qué será que recuerdo algunos de esos pasajes y otros no?”.
-“Probablemente, los órganos que nos fueron injertados en el proceso conservan alguna información de lo que nos ha sucedido en anteriores cuerpos y nuestros cerebros sacan sus conclusiones por si mismos”.
-“¿Qué hace que vos tengas más conocimiento que yo de lo sucedido en este último tiempo?”- Dice Arcián, aún un poco incrédulo.
-“La última vez que regeneraron tu cuerpo, por alguna razón evitaron hacerlo con el mío, y pienso que la causa es que ya debo haber alcanzado el grado de optimización esperado…aunque creo que algo debe haber fallado, porque siento algunas molestias inusuales provenientes del interior de mi cuerpo”-Marion se desabotona el abrigo y toma la mano de Arcián para posarla sobre su vientre, cuando este siente un pequeño golpe y la quita inmediatamente.
-“¿Qué fue eso?”- dice él asustado.
-“Es lo que quería mostrarte…Me ha estado sucediendo desde hace algunos días, y es por eso que te convoqué hoy”-Arcián aún no comprende y ella al ver su cara de desconcierto continúa:
-“Creo que voy a tener tu hijo”.
Arcián se aleja unos pasos de ella horrorizado y le dice:
-“¿Cómo es posible?, nosotros somos insectos, y nuestros cuerpos…”
-“Ya no…”-contesta ella-“y ahora debemos decidir que queremos ser, porque ellos piensan que nuestros cuerpos ya no nos pertenecen y yo estoy sintiendo una necesidad, que nunca antes había experimentado, la de formar una familia”.
-“¿Una Familia?”-Exclama Arcián aterrado-“¡Eso es indecente!, es…”
-“Veo que tú aún eres un insecto y es inútil que te diga todo esto, pero yo ya no me siento así”-Dice Marion mientras se da vuelta y empieza a irse de su lado, cuando Arcián se queda parado sin saber qué hacer, solo viendo a Marion alejarse. Un vehículo utilitario que se dirige hacia abajo por la costanera se detiene junto a Marion, y dos hombres bajan súbitamente tomándola por los brazos e introduciéndola en el por la fuerza. Arcián que se encuentra mirando la escena reacciona inmediatamente y corre hacia ellos saltando sobre el parabrisas del automóvil provocando que este se estrelle contra un farol de alumbrado siendo él despedido hasta quedar tendido en la vereda; se levanta enérgicamente y abre la puerta trasera del coche rescatando a Marion e intentando escaparse con ella de los secuestradores, cuando uno de ellos hace un disparo sobre Arcián derribándolo junto a Marion que cae junto a él, quién la sostiene fuertemente de su brazo.
-“No sé qué carajos está haciendo”- le dice uno de los hombres-“Usted no tiene derechos sobre ellos, (refiriéndose a Marion y su embarazo) nos ha costado mucho esfuerzo este emprendimiento y ustedes son solo condenados a muerte que decidieron aceptar servir a su país para purgar sus culpas, permitiéndonos usar su cuerpos en beneficio de nuestra especie”.
-“Nadie nos dijo que moriríamos varias veces en esta misión”-dice Marion enfurecida mientras Arcián utiliza esa energía para incorporarse y derribar a sus adversarios con certeros golpes de puño, mientras les dice:
-“Nuestra deuda quedó saldada con nuestra primera muerte y en cada clonación nos volvimos mas humanos…y como hombre les digo: ¡Nadie se mete con mi familia!”.
Arcián ayuda a Marion a incorporarse sobre sus piernas y haciendo una repasada visual sobre los cuerpos de los insectos desparramados por el piso, la toma del brazo y poza su otra mano sobre su vientre y empiezan a caminar diciéndoles:
-“Vamos a casa, familia”.







EPÍLOGO





La belleza de la ciudad de Mar del Plata es besada por el mar continuamente y el sol se esconde tras las cierras en un nuevo atardecer, que no oculta que la tierra aún sigue cambiando; aún así el habitante de este mundo se sigue preguntando si es responsable por esos cambios mientras otros se preparan para lo irremediable… Simplemente adaptándose.

“Al final, las cucarachas heredarán la tierra”.


sábado, 20 de marzo de 2010

El Extranjero. Cuerpos Reciclados (Capítulo 12)

Safe Creative #1003205790133

Buenos Aires, 14 de julio de 1985







Al crudo invierno de la ciudad hay que agregarle el desánimo de la gente en cada conversación que se escucha en la calle. Uno siente cómo el mundo se viene abajo en cada sudestada y en éstos tiempos se busca cualquier excusa para quedarse en casa, abrigado por el recuerdo de los tiempos cálidos y acogedores de las vacaciones de verano. A esta altura Arcián se siente uno más de esos nostálgicos porteños, aunque sus recuerdos no son tan vívidos como debiera, dado que ha notado que su memoria ha entrado en un estado de deterioro tal, que no logra atar dos situaciones del pasado entre sí. El supone que el haber vivido solo todo este tiempo sin poder entablar amistad con ningún vecino, debido a las restricciones de su misión, puede haber influido en dicha amnesia. Ahora se encuentra sentado tras la ventana, en su habitación, contemplando las gotas de lluvia que bailan en el vidrio al compás de los transeúntes que en la calle esquivan el ondular de las baldosas flojas de la vereda, sujetándose de sus paraguas, como para darle algún sentido lógico a su uso, puesto que no impide que se empapen de todos modos. Todos ellos, con sus grises atuendos impermeables contribuyen a completar la imagen de soledad que Palermo Viejo les inflige a los habitantes, en ésta melancólica tarde de domingo.
Alguien llama a la puerta y Arcián, que pasó todo el día en casa, toma una bata y se decide a abrirla, con la extrañeza dibujada en la cara de quien nunca ha esperado por alguien. Como un pollo mojado, allí se encuentra Marion, que se abre paso entre la puerta y Arcián entregándole su impermeable mojado mientras dice:- “Arcián, ¿no es así?”- Cuando éste se queda asombrado mirando cómo ella camina con exagerados sensuales pasos hasta girar hacia él y sentarse en una silla, cruzando sus esbeltas piernas.
-“¿Y vos sos…?”-Pregunta Arcián mientras se la come con la mirada desde abajo hacia arriba, y al llegar a su busto ella adopta una posición más erguida, como para resaltarlo a través de su blusa. -“Aunque no me recuerdes, nos conocemos…y bastante…”-Dice ella con voz suave, en tanto él cierra la puerta y arroja el abrigo hacia un perchero a la vez que camina hacia ella, agachándose en posición de cuclillas hasta igualar la altura de sus ojos y tocándole levemente con su dedo índice la rodilla, le dice:
-“Ayudame a recordarlo, por favor…” cuando sube su mano por su pierna hasta llegar a su falda, provocando que ella se levante bruscamente y encienda un cigarrillo, que saca de su pequeño bolso con un poco de nerviosismo.
-“No estoy aquí por eso…he venido a advertirte sobre algo importante para nosotros dos.”-Dice Marion dejando el cigarrillo sobre un cenicero, mientras empieza a desabotonarse la blusa para mostrarle su abdomen. Esto detiene a Arcián, quién parece empezar a recordar a la joven y se sienta en la silla, ahora desocupada, un poco confundido.
Marion extrae una libreta de su cartera y se la arroja a Arcián para que la examine mientras le dice:
-“Aquí llevo documentado lo que ha pasado con nosotros en Mar del Plata hace unos meses hasta que nos despedimos, y que luego, como supongo ambos hemos olvidado”.-Arcián revisa muy por encima el diario de Marion y aún desconcertado pregunta:
-“Aquí solo veo cosas que has vivido vos con alguien más, y a mí ni me nombras…”
-“Fíjate casi al final…”
-“Sí, ¿y…?”
-“He descubierto lo que nos estuvo sucediendo en todos estos años, que han pasado sin que recordemos cosas sustanciales en nuestras vidas”.
-“Si estás pensando en formalizar algo conmigo, solo porque tuvimos sexo, no has llegado a buen puerto”-Responde Arcián socarronamente.
-“Sos mas estúpido de lo que pensé”- y le retira la libreta de las manos mientras se encamina decidida hacia la puerta, cuando Arcián la toma por la cintura y la detiene, intentando seducirla nuevamente, hasta que la expresión de desprecio de Marion lo hace desistir y decide soltarla, cuando ella abre la puerta y se voltea hacia él para decirle:-“Si estás conforme con este destino, allá vos, pero te aseguro que podríamos cambiar las cosas…” y se queda mirándolo fijamente hasta ver su rostro confundido, por lo que decide insistir:-“He notado que cada vez que algo grave me pasa, amanezco en un cuerpo totalmente reconstruido, sin señas de golpes mi maltratos, a la vez que recuerdo solo algunos momentos de lo sucedido, como simples flashes de algo sucedido hace algún tiempo, por lo que decidí llevar un diario, que me ha ayudado a reconstruir mi vida en las mañanas”.-Arcián empieza a entender que lo que le está sucediendo a él, es comparable en cierto modo con lo que Marion le está insinuando.-“Un día, pude ver cómo un soldado volvió por mis restos y limpió la escena del crimen, sin saber que mi cuerpo sustituto lo estaba observando”.
-“¿Cuerpo sustituto…?”- Dice Arcián.
-“¿De qué te extrañas, si tu sabes que nuestros originales ya están muertos y nosotros somos solo clones de aquellos…o es que no puedes imaginarte que quienes nos crearon no podrían repetir la clonación las veces que quisieran?”.
-“Entiendo tu punto, pero… ¿Con qué propósito piensas que lo harían?
-“Pienso que somos conejillos de indias, para mejorar nuestra especie, y estamos aquí porque buscaron un medio inhóspito para lograr que pudiésemos adaptarnos a las condiciones más adversas, como el crimen, la maldad, el amor…”
Arcián se acerca a la ventana y mira a través, como si buscara una forma de comprobar sus palabras en la gente que pasa por la calle. La incesante lluvia y lo agresivo de sus movimientos intentando protegerse de ella acentúan la idea de que ese es el lugar indicado para ese experimento y se vuelve a mirarla para expresarle que empieza a creerle.
-“Aún estamos expuestos a su vigilancia…”-Dice Marion, “debemos quitarnos nuestros falsos ombligos que seguramente poseen el posicionador satelital que controla nuestros movimientos, y a esta altura ya nos deben tener identificados, porque no deberíamos estar juntos”.
-Ambos cortan la parte de su piel que contiene los dispositivos, cuando sienten pasos en las escaleras del edificio, por lo que Arcián se quita toda la ropa y le arranca la pollera, arrojándose ambos sobre la cama, fingiendo hacer el amor. Un hombre abre en silencio la puerta y se queda observándolos hacerlo como si nunca hubiera visto a una pareja de enamorados. Arcián le dice cosas románticas a Marion, especulando con llamar la atención del intruso, quién nunca habría oído eso durante el inexpresivo e insípido acto sexual de su especie, esperando que piense no sería buena idea destruir dos especímenes de su propia raza que hayan aprendido a amar apasionadamente, lo que seguramente sería todo un acontecimiento para ellos.
Al escuchar las sensibleras frases de Arcián hacia Marion, el extraño decide alejarse y dejarlos continuar con el acto en tanto ella parece sensibilizarse con la ternura de Arcián y su cuerpo se empieza a mover con una sensualidad diferente a la acostumbrada frialdad con que solía hacerlo en sus sesiones de prostituta, apropiándose del cuerpo de él como si se abrazara a su propia sexualidad, sintiendo por primera vez el gozo de compartir el mismo sueño de liberación mental, hasta que los fluidos de ambos se amalgaman a sus formas ahora casi humanas, desinhibidas de su propia complexión, tan extraña para ellos como estimulante. Arcián, ahora consciente de que su plan funcionó, y el verdugo se ha ido, siente una sensación de libertad que lo distiende y empieza a comprender que lo de Marion no fue fingido, y especula con aprovecharse de este sexo tan diferente al usual siguiéndole el juego, hasta que descubre que él también está sufriendo una transformación, que lo estimula a continuar amando hasta que ambos caigan rendidos en los brazos de Morfeo.
Arcián despierta en la mañana en su departamento de Buenos Aires, y se baña como todos los días, cuidando de no mojar su falso ombligo, al igual que Marion hace lo propio en Mar del Plata.

Lalo y la Bolita (Una historia real)

Safe Creative #1003205789144

Lalo fue mi mejor amigo en tos tiempos de la universidad. Siempre fue un tipo muy especial porque reunía ciertas características no muy usuales en una misma persona, me refiero fundamentalmente a su carácter apacible que podía sacar de quicio a quien no lo conociera lo suficiente y reconozco que quienes lo conocimos bien, frecuentemente corríamos la misma suerte.
Un día lo veo venir con esa expresión característica en él, de: “yo no sé qué sucedió”, lo que me obligó a preguntarle, sabiendo de antemano que su respuesta me dejaría totalmente descolocado.
-“Mi tía volvió a prestarme el 600…”-me dijo como esperando una respuesta de mi parte, lo que no cabría si se hubiese tratado de otra persona, puesto que no constituía ninguna pregunta, pero viniendo de Lalo uno podía esperar cualquier cosa; por lo tanto, él tomó mi expresión de asombro como el pie para continuar:
-“Ella me dijo, el auto está estacionado a la vuelta, y me dio las llaves; bojé las escaleras con mi útiles de la facu y me dirigí hacia la calle en donde siempre estaciona su mini auto, cuando me llevé la sorpresa que esta vez, lo estacionó en la cuadra contigua, y como siempre empecé a criticarla, dado que en esa calle no está permitido estacionar, por el alto tránsito respecto de su estrechez; cuando fui a abrir la puerta, advierto que la ventanilla estaba baja, así que introduje mi mano y la abrí desde adentro. Cuando me siento al volante, vi que la llave estaba puesta en el encendido, lo que me valió para seguir recriminándole a mi tía su descuido… Cuando tomé consciencia de que ella hacía días que me había pedido que le hiciera una copia de la llave, puesto que había perdido el duplicado y ahí mismo me di cuenta que del espejo retrovisor colgaban dos gigantescos dados rojos, (cosa que ella jamás hubiera puesto en su Fiat 600), o sea, que estaba bien claro para mí… ¡Ese no era el auto de mi Tía!” – Se me quedó mirando como para ver mi reacción, que por cierto fue una casi indiferente expresión, dado que este tipo de cosas solían sucederle a Lalo, por lo que decide continuar…-“Entonces, asustado decidí bajarme del auto rápidamente, y cuando abrí la puerta, un camión que pasaba por esa calle la arrancó como de un cachetazo y se detuvo en la esquina, tomé mis carpetas de la facultad y me bajé del auto, cuando el dueño, que solo había detenido el auto ahí para comprar cigarrillos en el Kiosco situado en esa vereda, se acercó a mí ofuscado y me dijo”:-“ ¿Qué pasó?”, “a lo que yo le respondí”:
“Pasó un camión y le arrancó la puerta”-“Lo que provocó que el hombre se exaltara más aun y me retrucara”:-“Pero… ¿Si la puerta estaba cerrada…?”-
“Se equivoca”,” le respondí tranquilo,” -“Porque yo la abrí…”
“¿Y para qué hizo eso?”- “dijo totalmente fuera de sí”.
-“Porque quería salir de adentro”-“Lo que dejó al exaltado hombre en un estado atónito, lo que aproveché para decirle”:
-“Mire, mientras nosotros estamos aquí hablando sin sentido, el camión está en la esquina a punto de irse, sería mejor si le toma el número de la patente…”- “El tipo se tocaba el saco, como buscando una lapicera y yo le dije”:-“No se preocupe acá tengo una… ¿Puede verlo desde acá…? – yo tampoco, espere que me acerco a la esquina y se lo tomo por usted”, “mientras me fui caminando hasta el camión, al tiempo que el señor se quedó rascándose la cabeza mirando el daño en su autito y tratando de entender qué había pasado ahí…”
-“¿Y qué hiciste entonces…?”- le pregunté, ahora sin poder ocultar mi asombro.
-“¿Y qué iba a hacer…? Cuando llegue a la esquina, doblé y me encontré con el verdadero auto de mi Tía, me subí y me fui… por suerte éste tenía la dos puertas en buen estado, sino no sé que le hubiera dicho a ella”.

lunes, 15 de marzo de 2010

El Extranjero. La Botella de Klein (Capítulo 11)

Safe Creative #1003165758624

Buenos Aires, 21 de marzo de 1962



*1.-En topología, una botella de Klein es una superficie no orientable cerrada de característica de Euler igual a 0 que no tiene ni interior ni exterior. Fue concebida por el matemático alemán Christian Félix Klein, de donde se deriva el nombre.



Al llegar el otoño el amanecer en Buenos Aires adquiere un tono diferente, no solo por el colorido dorado de sus parques y plazas sino por el sonido humedecido de sus pájaros de acero oxidado, revoloteando sobre las cúpulas de los viejos edificios de la Avenida de Mayo, bailando orgullosos su minué entre esquina y esquina, donde se percibe ese volver a encender las máquinas dormidas durante todo el verano. El tráfico aún remolonea en su cama adoquinada en tanto los porteros les barren sus veredas como estirando las sábanas de una larga noche pesada y calurosa; aireando el cuarto para olvidar los últimos momentos de placer y borrachera; curando la resaca remanente en este lunes tan incierto como esperado. Estos días de cambio son propicios para el recuerdo y la melancolía como un desayuno que nos prepare para empezar un nuevo tiempo cargado de compromisos y apresuramientos; que nos devuelva la ansiedad por conocer nuestro porvenir, aún cuando indefectiblemente éste se repita cada ciclo con las mismas situaciones, salvo que quienes las vivimos estamos un año más envejecidos.
Arcián, sin embargo no siente que el tiempo esté en su contra; por el contrario, el percibe que cada momento es un cambio contundente en su forma de ver las cosas; un atisbo de improvisación que le confiere la libertad de acción que jamás tuvo en su mundo; ese que en estos tiempos el pretende revivir simultáneamente, entre sus pensamientos y sus vivencias; en cada vuelta a la esquina; en cada pasaje que lo invita a entrar y revivir su historia.
A paso acelerado como quien está volviendo de trasnochar se ven algunas muchachas caminando en diferentes direcciones, con su ropa de noche lo que las distingue de la gente que lentamente se dirige a sus fuentes de trabajo, con la pesadez que les impone esa duda que invoca la pregunta de si se está haciendo lo correcto, o simplemente lo necesario. Entre toda esa multitud esparcida por la ciudad Arcián se detuvo a observar a una niña de aproximadamente doce años que se paraba en cada vidriera de la calle, fascinada por su excitante colorido, en contraste con el pesado gris de los muros que las contienen. Es muy niña para andar sola por la calle; lo que llamó su atención y decidió seguirla, conservando cierta distancia para no asustarla. La claridad de las primeras horas del día se poza en su cabello rizado hasta que la sombra del gran arco del Pasaje Barolo se la arrebata, y se introduce en la galería hasta desaparecer en ella. Él se apresura y entra tras ella, pero ya no está allí; en su lugar una joven un poco mayor y vestida de otro modo, camina con la misma fascinación por la luz emergente de las vidrieras interiores del pasaje. Si bien es muy temprano aún y los negocios aún permanecen cerrados, todavía se mantienen iluminados con una tenue iluminación decorativa, lo que les da un aspecto lúgubre pero atractivo a la vez. Arcián camina por el centro del gran pasillo para no llamar la atención de la joven y se para bajo la majestuosa cúpula, sin resistir la tentación de recorrerla girando su cabeza hacia arriba, hasta que sus ojos se inundan de inmensidad y tiene que dejar de hacerlo. Un extraño impulso lo lleva a voltear la vista rápidamente hacia la chica y nuevamente no logra encontrarla, pese a que recorre todo el vestíbulo con la mirada, emulando una carrera contra las moscas. La ansiedad le provoca un mareo y tiene que sentarse en el borde de una fuente, situada en uno de los bordes del Pasaje La Piedad. Esta situación termina por confundirlo aún más. ¿Qué está haciendo de pronto al aire libre y en un lugar que se encuentra a varias cuadras de donde empezó el mareo? El cielo se encuentra oscuro con la misma intensidad que el cielorraso del Barolo, solo que ahora son gruesos nubarrones lo que provocan ese estado y el sonido no es el de las calles mecanizadas por el tránsito sino que vive la misma sordera que provoca estar en esa galería; y allí está la niña de nuevo, caminando con casi imperceptibles saltitos la alegría de ese nuevo lugar, ahora solo para ellos dos. Él la mira absorto en su propia visión, cuando la jovencita se aproxima a la otra esquina y se inclina en un aljibe, que por cierto no debería estar allí, y como si el fondo la llamara, simplemente se arroja en él. Pasmado por el extraño suceso, se incorpora e intenta correr hacia el pozo, aunque con dificultad por su aún persistente mareo y al llegar a él, desaparece en su propio espejismo. Hipnotizado por el blanco resplandor de la Iglesia La Piedad, a la vuelta de la esquina, encuentra la imagen de la mujer del Pasaje Barolo, ahora un poco más madura, regalándole una sonrisa desde la vereda de enfrente, cuando un colectivo que se interpone entre ellos pasa por la angosta calle Rivadavia, y también desaparece, cuando Arcián decide abandonar la búsqueda y retomar su camino, el que le dará el alivio de volver a su ciudad, la de todos los días, desde que fue desterrado de su mundo.

domingo, 14 de marzo de 2010

El Extranjero. Diario Estanco (Capítulo 10)

Safe Creative #1003155749649

Mar del Plata, 10 de febrero de 1980




Marion despierta en su habitación plagada de muñecos de peluche, que la abrazan y acompañan en sus noches tranquilas, cuando la ciudad duerme. En su mesa de luz, un libro la espera apoyado en la base de la lámpara del velador, con una nota adosada que dice:-“Por favor, léeme”. Se despereza apretando algunos ositos y se incorpora sobre un costado de la cama fijando la vista en la nota, aunque sin comprender que significa hasta que sus ojos desempañan su pereza que parece retrasar su amanecer. Por fin adopta una expresión de extrañeza y toma el libro con ambas manos, y lo abre en la primera hoja, sumergiéndose en él como si continuara soñando.
-“Mi vida en palacio no fue muy desagradable hasta que me la quitaron…”-hace un gesto de estupor pero luego continúa leyendo.-“Ese mundo era muy diferente a éste y sin embargo parecía que lo estricto de las reglas no interfería en lo que a placeres se refiere. Yo deseaba satisfacer a cada uno de los edecanes que me habían asignado y jamás hubiera pensado en evitarlos, dado que siempre fueron amables conmigo, y yo, como todas las demás mujeres de la corte teníamos cualquier cosa que pudiésemos desear al alcance de la mano, a excepción de frecuentar a alguien que no perteneciera a nuestro círculo, lo que perecía un despropósito para cualquier mujer que se encontrara allí.”-Marion deja el diario sobre la mesa, y camina hacia el baño, consciente de que esa lectura no le aporta nada que no supiese, aunque al cerrar el libro, puede notar que algunas hojas han sido arrancadas, lo que no recuerda haber hecho, como tampoco el haber iniciado un diario, y esto la deja intrigada de modo tal que no puede sacarse la idea de la cabeza de seguir leyéndolo. Entra en la ducha luego de quitarse el camisón, y el agua en sus ojos refresca su memoria hasta el momento en que fue detenida por la policía de palacio, por encontrarla teniendo sexo con uno de los jardineros, situación que ahora le parece una torpeza, y ni siquiera recuerda la cara del muchacho. Haciendo un esfuerzo, evoca el instante en que fue condenada a muerte y repasa cada paso que dio hasta el cadalso, con las expresiones de cada uno de sus maridos, que la miraban con desaliento, aunque en ese lugar no cabían los sentimientos personales, razón por la cual fue enviada aquí, luego de su deceso, en este cuerpo renovado, aunque idéntico.
Marion sale del cuarto de baño envuelta en una toalla y decide continuar su lectura, porque no recuerda los días pasados en esta ciudad, aunque tal vez sea que no hay nada importante que recordar. Solo sabe que está aquí con una misión de aprendizaje, no solo para ella sino para su especie, que espera un reporte final una vez que su trabajo concluya; que no debe involucrarse con la gente para no ser contaminada con sus problemas, ya que de nada sirven en su mundo; que para ello debía buscar una ocupación acorde a sus inquietudes y que no la obligue a exponerse ante el pueblo, por lo que eligió el oficio de prostituta, algo que le agrada, que le da la posibilidad de escuchar sin tener que explicar, lo que resulta muy conveniente a sus propósitos.
Toma el diario una vez más y lo abre en la segunda hoja, donde explica sus relaciones con diferentes hombres de la ciudad.
-“Hoy tuve un encuentro con el encargado de seguridad del intendente, un teniente primero del ejército, quién me contó algunas cosas horribles mientras teníamos sexo. Me pareció que lo excitaba contar las atrocidades que había hecho a lo largo de su carrera militar, y cuando le pregunté si no temía decírmelo a mí, una puta, me dijo que era muy católico y que no podía confesarlo con su cura porque temía que éste tendría una mala impresión de él, y no podía comprometerse, dado que lo conocía muy bien”.- Marion toma aliento y se preocupa por no poder recordar nada de lo que está leyendo, aún cuando está fechado en el día de ayer; con desesperación insiste en la lectura:-“ En medio del coito decidí interrumpirlo para preguntarle cómo pensaba hacer para que yo no comente lo que hizo, lo que lo enojó mucho y me arrojó al piso golpeándome fuertemente y advirtiéndome que su personal se encargaría de eso por él”-en este momento, Marion se quita la toalla del cuerpo para buscar algún indicio de golpes, o moretones sin ningún resultado y ansiosa continúa leyendo:-“Al retirarse el teniente me dejó totalmente lastimada con la cara deformada por los golpes y moretones en todo el cuerpo…me lavé en el baño y luego me acosté en la cama a escribir esto, porque sospechaba que mañana no lo recordaría, como me ha sucedido otras veces…cuando escuché unos pasos detrás de la puerta…”-Aquí descubre que faltan algunas hojas del diario y en ese momento Marion advierte unas pequeñas manchas de sangre en el piso de madera que alguien intentó borrar y se apresura a terminar de leer:-“Apareció un joven soldado, quien me vio en la cama magullada, se quitó el cinturón con el arma oficial dejándolo en la mesa de luz, luego bajó sus pantalones hasta sus rodillas y abusó de mí, mientras amenazaba con matarme luego, sin importarle que me resista o no, cosa que no hice; él se quedó dormido sobre mí, y me decidí a escribir esto”.-Esto es todo lo que se encuentra escrito en el diario, y Marion, que no posee ninguna cicatriz ni moretón en el cuerpo se queda pensativa hasta que siente unos pasos detrás de la puerta, se esconde tras el armario y ve entrar al joven soldado, que ahora sí reconoce, lo ve pasar al baño y volver con una toalla mojada, agacharse a terminar de limpiar las manchas de sangre y abandonar nuevamente la pieza.
Marion, que ahora sabe que tiene un nuevo cuerpo, se viste rápidamente con ropa casual, toma su diario y se escabulle por la escalera asegurándose de no ser vista.

sábado, 13 de marzo de 2010

El Extranjero. Marion (Capítulo 9)

Safe Creative #1003145747082
Mar del Plata, 15 de enero de 1985




Arcián descubrió, un par de temporadas atrás, poseer una facultad especial para adivinar sucesos en determinado tipo de situaciones, lo que lo llevó a probar suerte en el casino de Mar del Plata en más de una oportunidad, logrando algunas respetables ganancias y tener una cómoda vida, sin hacer un gran esfuerzo; nunca abusó de este don por no llamar la atención y porque pensó no necesitar más dinero que el requerido para vivir discretamente.
Hoy acaba de obtener algunas fichas extra en las mesas de punto y banca y decide tomarse un trago en el bar cuando una hermosa joven, vestida de largo se para junto a él y pide una limonada al encargado de la barra. Arcián empuja hacia adelante la caja de madera que contiene sus fichas y gira levemente el taburete en dirección de la mujer como para llamar su atención, provocando que ella se aleje un poco y lo mire con cierto desprecio, lo que no impide que él despliegue su más cautivante sonrisa. Ella vuelve la vista al frente de la barra, como ignorándolo y sin mirarlo, en voz muy baja le dice a Arcián:
-“Como verás…estoy trabajando y si no estás dispuesto a pagar por ello, mejor ni lo intentes”.
Arcián, que por primera vez en la noche erró en adivinar una situación, se para y le dice al camarero”
-“Por favor guardame esto”-mientras empuja un poco más las fichas hacia él, toma fuertemente del brazo a la jovencita y le dice:
”-Vos…acompañame”-llevándola hacia la puerta con leves presiones de sus dedos pulgar e índice sobre el antebrazo, como indicándole el camino, mientras ella decide seguirlo sin hacer demasiado escándalo, ya que no sería conveniente en éste lugar.
-“Nunca me hubiera imaginado que usted es policía…”-le dice cuando llegan a la puerta de calle -”Y jamás me había equivocado en eso”.
-“Esta también es la primera vez para mí, hubiera jurado de eras una respetable señora”-mientras suben a un taxi que espera en la parada frente al casino.
-“¿Un taxi…qué clase de policía sos?”
-“Uno al que le gusta joder”- Le dice al oído y luego le ordena al conductor:-“Al Hotel Hermitage, por favor”.

A solo un par de cuadras de ahí, se encuentran ambos en la puerta de la habitación de Arcián, la que él abre para permitirle pasar a Marion, la joven prostituta, quién lo hace lentamente mirando a su alrededor mientras se quita toda la ropa a medida que camina hasta el dormitorio de la suite.
-“Veo que estás apurada”- le dice Arcián
-“El tiempo es oro…”-Responde, mientras se da vuelta abruptamente enseñándole su escultural cuerpo desnudo con arrogancia y arrojándole su corpiño en la cara.
Arcián la mira atónito, y por primera vez se queda sin palabras; ella cambia su altiva expresión y le dice:-“¿Acaso, nunca viste a una mujer?”.
Arcián se quita el corpiño de la cara y lentamente empieza a caminar hacia ella mientras se desabotona la camisa completamente, mostrándole su abdomen.
-“Nunca había conocido a una de mi especie”-dice él mientras la muchacha mira el suyo, como comparándolos.
-“¡Tú no puedes estar aquí!... ¿Cuál es tu misión?”-Le dice mientras Arcián continúa desvistiéndose.
-“Posiblemente sea la misma que la tuya”-y se saca el pantalón, acercándose hasta quedar muy próximo a ella.
-“A mí se me ordenó nunca salir de ésta ciudad”-replica mientras Arcián pone la mano en su busto, mirándola como lo haría un chico a su nuevo juguete.
-“Bueno…eso puede variar, según el caso”.
-“¡Imposible!”- dice ella haciendo caso omiso a las caricias de él-“Uno sólo de nosotros por población, es la consigna general…”
-“No es mi culpa que la mía se traslade aquí cada verano”-concluye él, mientras hace que ambos caigan sobre la cama y empieza a hacerle el amor, a lo que ella no contesta quedándose quieta con la mirada en el cielorraso, mientras balbucea algunas frases incoherentes-“No puede ser…me dijeron…yo aquí sola…sola…” Arcián se posiciona sobre ella y sin decir nada más la mira de frente y lentamente ella parece salir del trance hasta que acepta la propuesta de Arcián y se aferra a su cuerpo con ambas piernas sobre su cadera, dejándolo hacer lo que él desea, hasta que su propio deseo se confunde con el de él, y sus cuerpos parecen amalgamarse en uno sólo, salvo por una lágrima que corre por su joven rostro, el que parece distante… en otro tiempo, en otro mundo.

jueves, 11 de marzo de 2010

El Extranjero. Arcián (Capítulo 8)

Safe Creative #1003115734814

Buenos Aires, 9 de Febrero de 1955




Arcián es consciente que su misión en ésta tierra lejana dista mucho de lo que hubiera deseado, alejado de los suyos para siempre, sin posibilidad de contactarlos de por vida, y sin la certeza de que aún velen por él, quienes ahora lo creen muerto; y lo que más lo aqueja es no saber cuándo ni por quién será contactado, para rendir su informe; pero como contraparte, el siente la necesidad de pagar su deuda con los suyos, ahora que ha vuelto a la vida en un cuerpo diferente, sin limitaciones más que vivir en un mundo aquejado de injusticias y desamparo, con la ventaja de no tener que involucrarse en las vidas ajenas y la desventaja de no padecer su sufrimiento.
………………………………………………………
Despierta entre dos jóvenes hermosas que acarician su cuerpo, asombradas de lo ínfimo del rasguño sufrido en la cuchillada que recibió anoche por parte de su dueño, ahora dado a la fuga. El las mira sonriente mientras les dice:-“He tenido suerte últimamente…el cuchillo dio primero en un libro que tenía en el interior de mi saco”.
-“Ambas creímos que estábamos con un superhombre…”
-“¿Y ahora ya no?”, pregunta mientras se da vuelta y abraza a una de ellas mientras la otra se sube a su espalda jugando a montarlo como una jinete, en el mismo momento que entra su representante de un portazo, con un revolver en la mano y dos guardaespaldas de gran porte.
-“¿Creíste que te ibas a salir con la tuya sin represalias?”- Dice el hombre, mientras golpea con la culata en su cabeza dejándolo desmayado a los pies de la cama.
La sirena de un patrullero lo despierta y puede ver los cuerpos de ambas muchachas tendidos uno sobre otro en la cama, que se encuentra totalmente ensangrentada. Siente los pasos en la escalera de la policía, y se escabulle por la ventana, para no verse comprometido con este homicidio; no comprende la razón por la que aún está vivo y no se queda para averiguarlo. Ya en la calle, puede ver que su camisa tiene manchas de sangre, que supone debiera ser de las jóvenes asesinadas, pero luego descubre dos orificios de bala en su pecho y su espalda, aparentemente de entrada y salida apenas continúan sangrando, sin producirle dolor alguno, hasta que siente un mareo y pierde el conocimiento, cayendo sobre el adoquinado en pleno día.
Abre los ojos sobre la arrugada piel de una mujer de avanzada edad, que lo mira con desconfianza, aunque dulcemente le dice:
-“No se mueva…aún está muy débil”-Mientras le seca la frente con un paño blanco.
-“¿Dónde estoy…?”-Pregunta Arcián con voz tenue.
-“Quédese tranquilo hijo, nadie vio cuando lo entré a casa, aunque me costó mucho…Es pesado usted, claro que mi vecina y su hijo me ayudaron”.
-“Fueron a llamar a una ambulancia”-Contesta la anciana, cuando Arcián se incorpora abruptamente y se queda sentado debido a otro mareo, que le impide moverse, a lo que la mujer le dice:
-“De acuerdo, quédese aquí que todo va a estar bien”-mientras sale a buscar a su vecina para impedir que haga la llamada, e inmediatamente regresa para advertirle que no llegó a tiempo, cuando se encuentra con la cama vacía; Se sienta en ella y con un suspiro en la boca dice:
-“Estos chicos, siempre apurados…”

miércoles, 10 de marzo de 2010

El Extranjero. Nuevos Aires (Capítulo 7)

Safe Creative #1003115727793
(Basado en un hecho real)
Mar del Plata, 10 de diciembre de 1983



Asume el gobierno de la República el Dr. Raúl Alfonsín; primera vez que el pueblo ejerce el sufragio desde los eternos tiempos de la dictadura militar y como por arte de magia el aire nos transmite un aroma de libertad, no respirado por la gente en mucho tiempo. La Ciudad de Mar del Plata es el refugio veraniego de los porteños desde hace un siglo y en esta época del año se produce una migración temporaria llevando su población estable de medio millón de habitantes a cinco millones, convirtiendo a este pintoresco pueblito costero en una terrible e histérica hiperciudad que derrocha su stress en las hermosas playas de la perla del Atlántico, el mismo que sus pobladores han estado acumulando no solo por el último año, sino por los pasados treinta.
Arcián se ha movilizado en estos meses como contrapartida de su falta de trabajo estable, y en busca de alguna oportunidad que surja a partir de la afluencia turística. Se encuentra conduciendo su automóvil por la bajada de la Avenida Colón, hacia el Torreón, cuando otro auto se coloca a su lado, y el conductor, un hombre con el cabello rapado estilo militar se encuentra insultándolo como si hubiera cometido alguna torpeza en el tránsito. Arcián mira hacia él, y nota que va acompañado de su mujer y dos niños pequeños, por lo que baja la ventanilla del acompañante y se disculpa por lo que hubiera podido hacer; no obstante el sujeto continúa insultándolo en forma arrogante, hasta que él tuvo un arranque de ira y le grita:
-“Me parece que no te das cuenta que el turno de los milicos ya paso, y ahora te vas a tener que acomodar a tu nueva situación…”
El hombre, visiblemente ofuscado inclina su cuerpo hacia la falda de su mujer, sentada a su lado y extrae una pistola oficial de la guantera, con la que apunta encolerizado a Arcián, quien no se quedó a ver si disparaba, acelerando su automóvil en la bajada hacia la rambla Peralta Ramos. El enajenado extraño se embarca a una desquiciada persecución, sacando el arma amenazante por la ventanilla mientras su esposa intenta detenerlo gritándole y golpeándolo con histeria. Arcián no puede creer lo que ve a través del espejo retrovisor y se inscribe en una carrera contra la locura en la que nunca se sabe quién ganará. Mientras cruza semáforos en rojo y contraviene toda señal de tránsito que se le aparezca, Arcián recuerda la frase que osó decirle al milico en su propia cara, luego de años de soportar su autoritarismo desmedido y por su mente pasa una sensación de satisfacción que se confunde con terror, lo que lo incita a acelerar más aún. Cada vez que decide enfrentar la situación y detenerse, ve al loco asomar su cabeza y su brazo armado por la ventanilla y descubre que la locura lo está alcanzando por lo que intenta perderlo en las calles laterales a la costa, comprobando que no da resultado hasta que encuentra una seccional de policía en el barrio de Los Troncos y estaciona su automóvil exactamente en la puerta, donde se encuentran apostados un par de efectivos. Pocos segundos después, el frenético perseguidor pasa lentamente a su lado y le hace una veña con los dedos índice y pulgar extendidos, a modo de revolver, y continúa desplazándose hacia adelante hasta doblar la esquina. Arcián gira la cabeza hacia los policías en la puerta del destacamento, los que le sonríen en forma sarcástica, y una gota de sudor que cae por su mejilla, le indica que quizás haya que esperar un poco más para olvidar la represión y respirar nuevos aires, y tal vez, otro poco para decidirse a encender el auto y volver a casa.

El Extranjero. Estupro Institucional (Capítulo 6)

(Basado en un hecho real)
Buenos Aires, 18 de octubre de 1976



Elena crea sus propias fantasías acerca de su futuro mientras camina por la soleada mañana de la Ciudad Universitaria de Núñez, llevando sus cuadernos de apuntes apretados contra su pecho y disfrutando la vista del alegre campo de deportes que rodea los distintos edificios del complejo, mientras se dirige desde el primer pabellón, de Cálculo Matemático hasta el tercero, de Arquitectura.
Una oleada de automóviles aparece de repente, siguiendo el mismo recorrido y uno de ellos se detiene junto a ella invitándola a subir. Elena reconoce a uno de los pasajeros como un compañero en una materia y lo hace sin mediar una sola palabra. Es costumbre en esos parajes el llevar estudiantes de un edificio a otro debido a la falta de medios de transporte. En el interior del vehículo, se cruzan algunas palabras entre los pasajeros acerca de algunos cambios en el calendario académico hasta que el automóvil se detiene en las inmediaciones de la escalera metálica (por siempre provisoria) de entrada a la planta baja, que de hecho está en el segundo piso (cosa de arquitectos). El conductor le pide amablemente a algunos de los ocupantes que lo ayuden a llevar unas carpetas hasta el bar del segundo piso, (el quinto, si se cuenta el entrepiso entre la planta baja y el primero-si yo a esta altura también estoy algo confundido-) a lo que todos acceden inclusive Elena. Dicha escalera se encuentra entre ambos pabellones, lo que produce un túnel de viento muy violento que generalmente viene del Río de la Plata, considerando que los edificios se encuentran ubicados exactamente en su margen oeste. No importa cuán arreglado esté el cabello de Elena, al llegar al segundo piso ella se ve como una bruja desgreñada y al entrar al gran salón de accesos, el ambiente los vuelve a la realidad nacional, con barricadas de policías solicitando identificaciones a los alumnos nuevos y palpando de armas a discreción, lo que es cosa de todos los días por lo que ninguno se preocupa por ello, y menos Elena, que ya hace cuatro años que acude a esa facultad y todos los guardias ya conocen su cara. Justo antes de enfrentar las mesas donde se encuentra el vallado policial, Arcián, quien estuvo subiendo las escaleras detrás de Elena le ofrece ayudarla con las carpetas, a lo que ella responde amablemente:-“Gracias, pero ya estoy llegando, es usted muy amable”. Un policía observa la escena y decide pedirle a la joven que abra las carpetas y su cartera con el obvio motivo de revisar sus pertenencias, aunque no le pide identificación puesto que ya la había visto en estos últimos años. Ella mira intrigada hacia donde supuestamente se encuentra Arcián pero no logra verlo, cuando apoya sus carpetas en una mesa mientras abre su bolso. Un oficial, entretanto se apresura a abrir las carpetas, y descubre unos afiches improvisados con la imagen del Che Guevara, e inmediatamente toma del brazo fuertemente a Elena, quién se queda perpleja, gritando muy nerviosa:-“Eso no es mío, alguien me pidió que lo llevara por él”
El policía la mira con tranquilidad y le dice:
-“No te preocupes, yo te conozco y seguramente vamos a resolver este malentendido”- mientras la lleva del brazo hacia el núcleo de hormigón armado que contiene las escaleras y los ascensores acompañado por otros dos policías, los que llevan las cosas de Elena consigo; entran en un baño de servicio ubicado bajo las escaleras y ni bien cruzan la puerta, su actitud cambia para con Elena, empujándola contra la mesada de los lavabos.
-“Por favor señor, ya le dije que esos papeles no son míos…me los pusieron”- Dice la joven muy asustada, mientras entran los otros dos policías dejando la puerta del baño entreabierta y colocando un banco de madera con las patas de hierro (de los que suelen estar regados por toda la facultad) para evitar que se cierre, un poco para alardear de su impunidad y que todos aprendan la lección.
-“Ya lo sabemos, estos siempre se lo plantan a alguien porque son unos cagones que nunca dan la cara… y a ese que intentó ayudarte también lo conocemos, sabemos quiénes son cada uno de ellos”-dice el más grande de los policías, que ahora la vuelve a tomar por ambos brazos.
-“Entonces… ¿Qué quieren de mí?”-pregunta Elena.
-“Lo que nos venimos preguntando cada día que te vemos, es cómo te verías sin esta pollerita”- e inmediatamente le arranca la falda de un manotazo y la arroja al piso mientras ella grita aterrada y otro policía de baja estatura intenta sostenerla por detrás, cuando el primero se desabrocha el cinturón y la da vuelta tomándola por la parte trasera de su cabello, haciendo que agache la cabeza hasta sus rodillas, cuando empieza a penetrarla por detrás. La gente pasa por detrás de la puerta evitando mirar hacia adentro y haciendo oídos sordos a los gritos de Elena que es sometida por su boca simultáneamente, cuando Arcián pega una patada a la puerta tomando el banco con ambas manos y golpeando contundentemente con él al agente mas corpulento cuando el que estaba custodiando la entrada desabrocha el seguro de la cartuchera de su pistola cuarenta y cinco; el policía bajito lo detiene diciéndole:-“No, pará…que después ¿Quién se aguanta el papeleo?”-mientras saca su macana del cinturón y comienzan ambos a pegarle a Arcián hasta derribarlo, y ya en el suelo, el grandote, que recién se incorpora empieza a patearle la cabeza, cuando la pistola del segundo hombre se cae de su funda abierta y Arcián consigue alcanzarla, sacándole el seguro y disparando contra ellos, mientras grita:-“¡Tomatelás piba!”- y ella sale corriendo semidesnuda por los pasillos hasta quedar cubierta en una multitud de estudiantes que por fin deciden socorrerla, ocultándola del resto de los guardias de la facultad. Arcián se incorpora, aunque muy dolorido por la golpiza y ve que ha herido en el estómago al agente de pequeña estatura, cuando el más corpulento intenta sacar su arma y Arcián le dispara en la entrepierna, al ver que aún sigue asomando su miembro del pantalón, haciendo que caiga al suelo gritando de dolor. Se acerca a la puerta y mirando al segundo oficial, saca el cargador del arma y le extrae una bala, la que le muestra mientras dice:-“Esta la guardo para vos…”-luego arroja el cargador dentro de un inodoro y le tira el arma al agente que lo mira asustado en tanto Arcián termina la frase:-“…por si te vuelvo a ver, y…ah! Perdóname por lo del papeleo que te espera”- mientras sale por la puerta y se escabulle entre la multitud.

domingo, 7 de marzo de 2010

El Extranjero. Bendita Decepción (Capítulo 5)

Safe Creative #1003085708549

Buenos Aires, 13 de Febrero de 1981





Sus ojos recorren cada banda de luz que los postigos de la ventana filtran sobre las paredes del cuarto, tratando de recomponer cada espacio en sombras con el fresco recuerdo de una noche estupenda. Repasa en su mente las diferencias de esa habitación con la propia ubicada un piso más arriba y balancea la posibilidad de instalarse con Alicia definitivamente; casi en ese mismo instante, ella se voltea hacia él en la cama adornada por sus atributos que tamizados por su cabellera parecen mucho más exuberantes en posición horizontal de lo que aparentaban anoche, cuando por primera vez se fijó en ella. El posa su mano en su cadera cuando Alicia abre los ojos, y por un instante siente que algo anda mal, cuando su mirada parece no aceptarlo como lo ha demostrado hasta la madrugada, cuando ambos se quedaron dormidos envueltos entre sí. Súbitamente Alicia se sienta en la cama dándole la espalda y se coloca una bata que estuvo colgada del respaldo mientras le dice sin mirarlo:
-“Creo que ya es hora que vuelvas a tu casa, porque debe estar por llegar mi novio”.
Arcián se queda un poco pensativo con la vista en el cielorraso, hasta que de repente se incorpora y salta sobre sus pantalones, sube el cierre y toma su camisa y sus zapatos mientras se dirige a la puerta, la abre y girando la cabeza levemente hacia ella, se despide con un seco adiós.
Unos minutos después, se escucha un suave golpe en la puerta y Arcián acude a abrir, cuando Alicia asoma su cabeza por la ventana contigua a la entrada mostrándole su mano con el calzoncillo que olvidó en su departamento. Se escucha en la calle que un automóvil se detiene frente a la puerta del caserío y Alicia le dice en voz baja:
-“Me voy corriendo…Debe ser Omar”, cuando Arcián la toma por la muñeca de la mano que tiene la prenda y la introduce a la fuerza por la ventana, hasta abrazarla por dentro de su camisón y apretarla contra su pecho, besándola apasionadamente. Alicia oye los pasos de su novio en el piso de abajo y cierra el cortinado de la ventana para no ser vistos por él; Forcejea con Arcián, aunque intentando no hacer ruido hasta que ambos escuchan a Omar golpear la puerta de Alicia con suavidad, pero insistentemente. Cada golpe en la puerta motiva un cambio de expresión en la cara de ella, pasando desde el miedo a ser descubierta hasta la mirada pícara de una mujer transgresora, cuando Arcián acude a su incitación arrojándola contra la mesa del comedor, y derribando todo lo que se interpusiese en su camino, desgarrando su salto de cama, su camisola y su ropa interior hasta someterse a sus deseos. Abajo, Omar empieza a llamar a su novia mientras sigue golpeando la puerta:
-“Alicia… ¿Estás dormida aún? …Debemos ir a misa… ¿Lo olvidaste…?”-Mientras Alicia arremete con todas sus energías contra la pelvis de Arcián, como si ese fuera el momento que hubiese esperado por todo ese tiempo para desenmascarar sus temores y sus ansias de exterminar su propia hipocresía; y Arcián acaricia todo su cuerpo, bajando sus manos por debajo de sus brazos, hasta llegar a sus piernas que cuelgan de la mesa como los tallos espinosos de dos rosas, sin lastimarse ni lastimarla, mientras su boca recorre el valle de sus pechos hasta su vientre, provocando un descontrolado grito de placer en Alicia, que se confunde con los gritos de Omar, clamando por ella en su puerta, como si la alentara a que goce, lo que parece no haber hecho nunca antes. De pronto el silencio de abajo calla también arriba, y ambos sienten su respiración acompañar los pasos temerosos en la escalera, que se acercan a lo que sería el inevitable desenlace y sus corazones laten al mismo Tiempo que los tímidos golpes en la puerta. Arcián acude a abrirla y Omar intenta asomar su mirada hacia el interior mientras dice:-“¿Alicia se encuentra acá?”- a lo que Arcián responde:-“Si…pero no para vos” y cierra lentamente la puerta.

sábado, 6 de marzo de 2010

El Extranjero. Maldita Seducción (Capítulo 4)

Safe Creative #1003075703592
Buenos Aires, 12 de Febrero de 1981




Sus manos acribillan el teclado como intentando despertar el demonio que duerme en el interior del piano, aunque éste se niega a despertar hasta que un alarido desgarrador lo trae a este mundo en bata de cama. “We will rock you”, acerca al micrófono un deseo de acabar con la música para siempre, pero sus oídos parecen inmutables y su entusiasmo arremete una vez más contra la salud de quienes se nieguen a escuchar; desinhibidos rugidos pseudomusicales pretenden penetrar sus tímpanos contra natura hasta que con una relajada expresión de aceptación acaten su mandato, en resignada comunión con tan diabólica tortura. Sus piernas golpean el suelo con toda la furia acumulada de su eufórico ritmo hasta que algunos débiles golpecitos en la puerta del departamento pretenden disociarse de él con un tímido pero persistente llamado.
Arcián tarda unos segundos en abandonar su trance hasta que sus dedos se detienen como una araña petrificada sobre las teclas y un áspero grito continúa exhalando a través de su boca hasta que por fin se esfuma como un débil chillido en el aire. Corre su bata por detrás del banquillo y se levanta súbitamente a abrir la puerta; posa su mano sobre el picaporte y luego de inhalar profundamente tira abruptamente de él hasta ver la delicada figura de su vecina de abajo, que levanta sus hermosos ojos verdes hasta encontrarse con los suyos, no resistiendo su fuerza y bajándolos nuevamente hasta su cintura, donde se detienen al ver que su bata desabrochada deja ver más de lo que debiera. Arcián se cubre amarrándola con el cinturón de tela y ella levanta nuevamente su vista, ocultando su perturbación, la que se convierte en agresividad, cuando una suave voz sale de su boca como dardos envenenados:
-“¿No cree usted que algunas personas prefieren dormir la siesta un sábado a la tarde?”-Le dice ahora más decidida.
Arcián mira a la joven con cierto desdén y cierra la puerta lentamente con un suave empujón mientras se da vuelta y camina hasta la cocina, luego se detiene y corre nuevamente hacia ella, abre la puerta y le dice apoyándose en la baranda de las escaleras:
-“He notado que te ha llamado la atención ésta música, y da la casualidad que tengo dos plazas para el concierto de Queen en Vélez esta noche… ¡en un par de horas bajo y te toco a la puerta!”-Sentencia y vuelve a entrar en su departamento mientras la muchacha se queda petrificada con la mirada bloqueada en el punto donde hace unos segundos se encontraba su insoportable nuevo vecino”. Arcián camina por el salón al mejor estilo Robert Plant y deja caer el micrófono al piso con arrogancia, y se dirige a tomar una ducha agradeciendo los aplausos de su imaginario público, los que se confunden con el chillido que produce el equipo de sonido, hasta que ambos se extinguen.
Sus nudillos dan un par de firmes golpes en la puerta de madera, que tiene un pequeño gafete que reza:”Alicia González”; ella la entreabre vestida con una bata de cama, asomando su delicado rostro oculto a medias por su oscura cabellera; sus ojos intentan entender que sucede cuando Arcián irrumpe en su departamento empujando la puerta y mirando hacia todos lados cuando dice:-“Lindo…pero creo que aún no estás lista, y considerando lo que puede tardarse una mujer, entiendo que no llegaremos al recital”. Alicia se queda mirándolo perpleja, cuando él continúa: -“Creo que entonces, pasaremos a la segunda parte de este romántico encuentro, donde nos quedamos aquí haciendo el amor hasta el amanecer, y dejamos la salida para otro día”.
Alicia, lo mira desconcertada de arriba abajo con sus ojos desorbitados…y luego respira hondo, camina hacia atrás, lentamente gira su cuerpo hacia el dormitorio y deja caer su salto de cama.

martes, 2 de marzo de 2010

El Extranjero. Subordinación (Capítulo 3)

Safe Creative #1003025677553
...................................
Buenos Aires, 25 de Junio de 1978







Un único y terrorífico grito de miles de voces desgarra la angustia emergente de los últimos minutos desesperados en el estadio, que ocultan siniestros años de ceguera y dolor en la algarabía ciudadana por obtener el trofeo que los hace invencibles ante los ojos del mundo. El gran Coliseo estalla en Núñez desparramando gente entusiasta que en todas direcciones fluye su alegría incontenida como una erupción volcánica, cuya lava celeste y blanca tiñe de júbilo y bronca las paredes de una ciudad, cubierta en el humo de papel picado que absorbe por un momento la sangre derramada en todo este tiempo de subordinación al poder impuesto por la sordera cívica. Por primera vez, sin una sudestada que lo provoque, las calles se ven inundadas de euforia manifiesta en cánticos y risas que conforman la gran masa homogénea exaltada en sus lágrimas, que no se deciden por una causa porque tienen el mismo efecto. La policía montada conduce la manada hacia la plaza que recibe el cauce desbocado con un destino previsto, y como allá en el matadero…su éxtasis se aquieta y todo se vuelve sumisión.
Desde el balcón rosado, las sombras cobran su premio sacando ventaja de la confusión, y la masa enardece entre vitoreos y gritos, que confunden la mística de tan glorioso evento, con la lucha profusa de algunos desubicados, matarifes infiltrados de un matadero ajeno. Dragones humeantes metálicos irrumpen de pronto en la multitud desarmando la fiesta con agua y con bombas de humo, el ejército ataca con balas de goma y la gente presencia una pesadilla bizarra, con gritos y risas mezcladas con fuego y con llanto. Se dispersa la celebración ante el común suceso, usual para todos los convocados, que viven a diario esas intrusiones en su vida, como si no les perteneciera a ellos, sino a los matarifes.
Ya en las calles paralelas a las avenidas unos grupos desarmados caminan orgullosos de haber sobrevivido a la brutal embestida de sus gobernantes de turno, repasando pancartas oficiales en las paredes que anuncian la dicha de ser “argentinos derechos y humanos”, festejando un día glorioso en que su camiseta azul y blanca ondea en lo más alto del futbol mundial. Sus mejillas degastadas de gritar y llorar de alegría confusa de dolor y empatía, de unos con otros que por primera vez salen de un estadio sin una barra enemiga que refutara el resultado con cadenas y piedras, y aún así volver a casa como si la gran batalla la hubiesen tenido con el propio hermano, quien los hubiera molido a palos.
En una esquina cualquiera un hombre maduro reparte panfletos que ostentan contarles lo que no está sucediendo, con pinta de extranjero, quien no debería insultarlos de ese modo, ya que todos saben que es cierto lo que las pancartas de estado declaran, acerca de su humanidad y derecha postura, aunque en esta contienda se les hubiera torcido la espalda, a fuerza de macanas y brutalidad policíaca. El hombre parece resuelto de persuadirlos a todos, que esa vida es mezquina y que deben resistirla, pero la masa se esconde en recetas programadas por la extrema pobreza de ser subordinados y el orgullo surgido de ese gran día engrandece las ínfulas de ser argentino, y una vez más los gendarmes arrinconan al intruso y esta vez es el pueblo quien se une a ellos para defender lo que es suyo, propinándole a aquel tremenda paliza, al grito de:-“Subordinación y Valor”, de modo que nunca pueda olvidarse que el orgullo argentino permanece vivo, aún a sabiendas que ese es un mal gobierno, y en extremo violento, pero les ha dado el triunfo que jamás consiguieron.
Cuando las papas queman…Debe hacerse el estofado, y ningún extranjero está invitado a ese asado.

lunes, 1 de marzo de 2010

El Extranjero. Incitación (Capítulo 2)

Safe Creative #1003025668407


Buenos Aires, 18 de Febrero de 1968







El carnaval en la Avenida de Mayo va cobrando todo su esplendor; las comparsas le abren paso entre la gente bailando en la calle a las carrozas iluminadas representando a cada una de las barriadas. La alegría dibujada en las máscaras pretende ocultar el verdadero rostro de una sociedad envuelta en su propio cinismo y que estalla para esta época con la maravilla de luz y color engendrada por su excitación. Un cuerpo de infinitas caderas conforma la gran serpiente sinuosa con su sexualidad perfumada de música alegre y alcohol. Ojos de rebosantes miradas ocultan sus pretensiones detrás de un antifaz, capaz de deglutir el aliento del corso con una sola bocanada de humo, que se esfuma hacia la madrugada que finge no llegar nunca. Manos incontenibles alabean la complexión de seductoras muchachas casi sin rozarlas y sintiendo su candor que se esparce en el aire, acabando por adornarse con caricias deseadas y no concretadas. Cuplas de jóvenes se entrelazan acariciando sus cuerpos con gracia y deseo, lamiendo sus bocas y bebiendo sus copas. Todo parece encajar entre sí como piezas de un mismo rompecabezas, amachimbrando sus formas en movimiento y cambiando de color como de pareja en un erótico baile de amor y lujuria que parece no terminar nunca, mientras la comparsa se siente.
Al apaciguarse las luces y alejarse la música, un grupo de hombres y mujeres jóvenes se retrasan de la murga y se escurren entre las calles laterales, como escapando del jolgorio imperante y buscando la quietud de la noche en los angostos pasajes del centro, aquietando sus bríos y entregándose a su sed de arrumacos con la pareja de turno hasta que se posan en una fuente en el interior de una plaza inscripta en un callejón, como aves en reposo, luego de migrar de apareo. Abrazados de dos en dos y de tres en tres, comienza el enamoramiento que surge dulce del vino, embriagados de luces se abandonan a su sensualidad dormida.
-“¿A vos no te había visto en este grupo?”-Dice una muchacha entre dormida y mareada a lo que el hombre responde:
-“Es cierto, solo que me confundí de grupo y pretendí mudarme de amistades”
-“¿Y tu nombre es…?”-Le retruca un joven
-“Me dicen Arcián…”
Todos se miran entre sí y luego uno de ellos levanta una botella de cerveza y dice:-“Brindo por el amigo Arcián…que ahora juega para nosotros”-y todos asienten con botellas y vino, y no les importa la diferencia de edades, como si de pronto todo se vale, cuando es carnaval.
Unos minutos después, todos entran en el departamento de uno de ellos a dormir la mona de tanta parranda, cuando Arcián levanta una copa y dice:-“¿Acaso esto fue todo?… ¿Qué clase de juventud es esta?” Los demás se quedan mirándolo como esperando sugerencias de un adulto y estas no se hacen esperar.
-“Yo en mis veintes, no paraba hasta hacer el amor con cada mujer del grupo, pero veo que las cosas han cambiado en quince años”.
Algunos muchachos sienten el golpe bajo, y se desembarazan de su mujer de turno para arrinconarse contra su propia pareja, pero una de las mujeres rechaza al suyo levantándose del suelo y recostándose contra Arcián, sin provocar en su novio la menor reacción salvo el despecho de besar a otra joven. Arcián afloja su corbata, y otra chica se levanta y se quita toda la ropa, dejando solo su antifaz, como señal de que la fiesta continúa, para luego sentarse sobre las piernas de él; y la música recomienza y el licor hace otra ronda, y los vestidos caen hasta que la sexualidad retoma el control de la noche…sin penas ni llantos, todo es amor y alegría hasta que la desazón cae.






El Extranjero. Arribo (Capítulo 1)

Safe Creative #1003015665096

Buenos Aires, 08 de Febrero de 1955







El cuerpo fue hallado a las 6:30 de esta mañana desnudo y tendido boca abajo en playa Carrasco, cerca del muelle de pescadores; con sus signos vitales débiles se lo trasladó al Sanatorio Del Norte, donde fue derivado a la sala de Cuidados Intensivos; durante varias horas permaneció inconsciente hasta que entrada la noche súbitamente abrió sus ojos, sin que nadie lo presencie.
-“¿Viste al paciente de la cama 4?”-pregunta una enfermera al ayudante de guardia, sentado tras una cortina que lo separa de la sala de cuidados para no molestar con la luz a los internos.
-“¡¿No está…?!- Pregunta alarmado moviendo la cortina para verificarlo con sus propios ojos…
…………………………………………………….
La noche cálida de la ciudad se presta para caminar bajo la luz de los faroles, que narran su historia en el adoquinado, salpicado del sudor de la urbe que descansa de un día agobiante. El hombre viste ahora un traje gris con sombrero oscuro y zapatos negros que reflejan su aire masculino; y su porte erguido denota su carácter maduro y firme. En la vereda de enfrente, otro hombre camina en sentido contrario abrazado a dos jóvenes mujeres que bromean entre sí haciendo alusión a su presencia de este lado de la calle; cruzan la calzada con la obvia intención de enfrentarlo y al acercarse, él detiene su marcha, esperando que muestren sus intenciones. Una de las mujeres se dirige a él haciéndole un ademán de pedirle lumbre para su cigarrillo, el que se encuentra adosado a una larga boquilla blanca y él se percata que quién la acompaña, lleva un grueso cigarro encendido en la mano que intenta ocultar tras su espalda.
-“Analía…”-Dice ella mientras lo enciende tomando su mano para acercarla al cigarrillo, y mirándolo desde abajo en tanto espera que se presente, lo que él no hace, debido a que está atento a los movimientos de sus acompañantes.
-“¿El tuyo…?”-Insiste Analía, sin soltarle la mano con que toma el encendedor todavía encendido.
El cierra el capuchón con un hábil movimiento de sus dedos y poniendo la otra mano en la barbilla de ella, la obliga suavemente a levantarla hasta que la enfrenta a su cara.-“Arcián…”-Responde con firmeza.
Las cuatro siluetas se alejan hacia la obscuridad de la calle hasta perderse en un callejón, que los conduce a un sombrío edificio de Barrio Norte, al que entran sigilosamente, tomando la cabina de enrejado metálico del ascensor hasta que la penumbra los oculta en el piso superior.
-“Ahora…algunos de nosotros tendrán lo que vinieron a buscar…”-Dice Analía mientras lo abraza para besarlo y su compañera cierra la puerta del cuarto, en tanto el otro hombre desenfunda un cuchillo y se lo clava a Arcián en su cintura, quién sin mostrar dolor alguno, toma su mano y la tuerce hasta que logra separarla de él, quedándose con el arma insertada en su cuerpo. Con la otra mano empuja a Analía contra su amiga y ambas caen violentamente sobre la cama; luego toma el cuchillo de su cintura y lo quita mostrándole su expresión indolora a su oponente mirándolo a la cara, lo que hace que éste se levante del piso y huya aterrorizado por las escaleras. Arcián cierra la puerta y lentamente se dirige hacia las mujeres que aún están petrificadas por el miedo juntas en la cama…abrazándose entre sí y sin que medie ninguna palabra empiezan a desvestirse una a la otra, y la noche se consuma.
Esta mañana fueron encontrados los cadáveres de dos prostitutas en un departamento de Barrio Norte; Las pericias forenses no determinaron aún la causa de las muertes, sin embargo se filtró la información que ambas jóvenes carecían de algunos órganos vitales.