sábado, 20 de marzo de 2010

El Extranjero. Cuerpos Reciclados (Capítulo 12)

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Buenos Aires, 14 de julio de 1985







Al crudo invierno de la ciudad hay que agregarle el desánimo de la gente en cada conversación que se escucha en la calle. Uno siente cómo el mundo se viene abajo en cada sudestada y en éstos tiempos se busca cualquier excusa para quedarse en casa, abrigado por el recuerdo de los tiempos cálidos y acogedores de las vacaciones de verano. A esta altura Arcián se siente uno más de esos nostálgicos porteños, aunque sus recuerdos no son tan vívidos como debiera, dado que ha notado que su memoria ha entrado en un estado de deterioro tal, que no logra atar dos situaciones del pasado entre sí. El supone que el haber vivido solo todo este tiempo sin poder entablar amistad con ningún vecino, debido a las restricciones de su misión, puede haber influido en dicha amnesia. Ahora se encuentra sentado tras la ventana, en su habitación, contemplando las gotas de lluvia que bailan en el vidrio al compás de los transeúntes que en la calle esquivan el ondular de las baldosas flojas de la vereda, sujetándose de sus paraguas, como para darle algún sentido lógico a su uso, puesto que no impide que se empapen de todos modos. Todos ellos, con sus grises atuendos impermeables contribuyen a completar la imagen de soledad que Palermo Viejo les inflige a los habitantes, en ésta melancólica tarde de domingo.
Alguien llama a la puerta y Arcián, que pasó todo el día en casa, toma una bata y se decide a abrirla, con la extrañeza dibujada en la cara de quien nunca ha esperado por alguien. Como un pollo mojado, allí se encuentra Marion, que se abre paso entre la puerta y Arcián entregándole su impermeable mojado mientras dice:- “Arcián, ¿no es así?”- Cuando éste se queda asombrado mirando cómo ella camina con exagerados sensuales pasos hasta girar hacia él y sentarse en una silla, cruzando sus esbeltas piernas.
-“¿Y vos sos…?”-Pregunta Arcián mientras se la come con la mirada desde abajo hacia arriba, y al llegar a su busto ella adopta una posición más erguida, como para resaltarlo a través de su blusa. -“Aunque no me recuerdes, nos conocemos…y bastante…”-Dice ella con voz suave, en tanto él cierra la puerta y arroja el abrigo hacia un perchero a la vez que camina hacia ella, agachándose en posición de cuclillas hasta igualar la altura de sus ojos y tocándole levemente con su dedo índice la rodilla, le dice:
-“Ayudame a recordarlo, por favor…” cuando sube su mano por su pierna hasta llegar a su falda, provocando que ella se levante bruscamente y encienda un cigarrillo, que saca de su pequeño bolso con un poco de nerviosismo.
-“No estoy aquí por eso…he venido a advertirte sobre algo importante para nosotros dos.”-Dice Marion dejando el cigarrillo sobre un cenicero, mientras empieza a desabotonarse la blusa para mostrarle su abdomen. Esto detiene a Arcián, quién parece empezar a recordar a la joven y se sienta en la silla, ahora desocupada, un poco confundido.
Marion extrae una libreta de su cartera y se la arroja a Arcián para que la examine mientras le dice:
-“Aquí llevo documentado lo que ha pasado con nosotros en Mar del Plata hace unos meses hasta que nos despedimos, y que luego, como supongo ambos hemos olvidado”.-Arcián revisa muy por encima el diario de Marion y aún desconcertado pregunta:
-“Aquí solo veo cosas que has vivido vos con alguien más, y a mí ni me nombras…”
-“Fíjate casi al final…”
-“Sí, ¿y…?”
-“He descubierto lo que nos estuvo sucediendo en todos estos años, que han pasado sin que recordemos cosas sustanciales en nuestras vidas”.
-“Si estás pensando en formalizar algo conmigo, solo porque tuvimos sexo, no has llegado a buen puerto”-Responde Arcián socarronamente.
-“Sos mas estúpido de lo que pensé”- y le retira la libreta de las manos mientras se encamina decidida hacia la puerta, cuando Arcián la toma por la cintura y la detiene, intentando seducirla nuevamente, hasta que la expresión de desprecio de Marion lo hace desistir y decide soltarla, cuando ella abre la puerta y se voltea hacia él para decirle:-“Si estás conforme con este destino, allá vos, pero te aseguro que podríamos cambiar las cosas…” y se queda mirándolo fijamente hasta ver su rostro confundido, por lo que decide insistir:-“He notado que cada vez que algo grave me pasa, amanezco en un cuerpo totalmente reconstruido, sin señas de golpes mi maltratos, a la vez que recuerdo solo algunos momentos de lo sucedido, como simples flashes de algo sucedido hace algún tiempo, por lo que decidí llevar un diario, que me ha ayudado a reconstruir mi vida en las mañanas”.-Arcián empieza a entender que lo que le está sucediendo a él, es comparable en cierto modo con lo que Marion le está insinuando.-“Un día, pude ver cómo un soldado volvió por mis restos y limpió la escena del crimen, sin saber que mi cuerpo sustituto lo estaba observando”.
-“¿Cuerpo sustituto…?”- Dice Arcián.
-“¿De qué te extrañas, si tu sabes que nuestros originales ya están muertos y nosotros somos solo clones de aquellos…o es que no puedes imaginarte que quienes nos crearon no podrían repetir la clonación las veces que quisieran?”.
-“Entiendo tu punto, pero… ¿Con qué propósito piensas que lo harían?
-“Pienso que somos conejillos de indias, para mejorar nuestra especie, y estamos aquí porque buscaron un medio inhóspito para lograr que pudiésemos adaptarnos a las condiciones más adversas, como el crimen, la maldad, el amor…”
Arcián se acerca a la ventana y mira a través, como si buscara una forma de comprobar sus palabras en la gente que pasa por la calle. La incesante lluvia y lo agresivo de sus movimientos intentando protegerse de ella acentúan la idea de que ese es el lugar indicado para ese experimento y se vuelve a mirarla para expresarle que empieza a creerle.
-“Aún estamos expuestos a su vigilancia…”-Dice Marion, “debemos quitarnos nuestros falsos ombligos que seguramente poseen el posicionador satelital que controla nuestros movimientos, y a esta altura ya nos deben tener identificados, porque no deberíamos estar juntos”.
-Ambos cortan la parte de su piel que contiene los dispositivos, cuando sienten pasos en las escaleras del edificio, por lo que Arcián se quita toda la ropa y le arranca la pollera, arrojándose ambos sobre la cama, fingiendo hacer el amor. Un hombre abre en silencio la puerta y se queda observándolos hacerlo como si nunca hubiera visto a una pareja de enamorados. Arcián le dice cosas románticas a Marion, especulando con llamar la atención del intruso, quién nunca habría oído eso durante el inexpresivo e insípido acto sexual de su especie, esperando que piense no sería buena idea destruir dos especímenes de su propia raza que hayan aprendido a amar apasionadamente, lo que seguramente sería todo un acontecimiento para ellos.
Al escuchar las sensibleras frases de Arcián hacia Marion, el extraño decide alejarse y dejarlos continuar con el acto en tanto ella parece sensibilizarse con la ternura de Arcián y su cuerpo se empieza a mover con una sensualidad diferente a la acostumbrada frialdad con que solía hacerlo en sus sesiones de prostituta, apropiándose del cuerpo de él como si se abrazara a su propia sexualidad, sintiendo por primera vez el gozo de compartir el mismo sueño de liberación mental, hasta que los fluidos de ambos se amalgaman a sus formas ahora casi humanas, desinhibidas de su propia complexión, tan extraña para ellos como estimulante. Arcián, ahora consciente de que su plan funcionó, y el verdugo se ha ido, siente una sensación de libertad que lo distiende y empieza a comprender que lo de Marion no fue fingido, y especula con aprovecharse de este sexo tan diferente al usual siguiéndole el juego, hasta que descubre que él también está sufriendo una transformación, que lo estimula a continuar amando hasta que ambos caigan rendidos en los brazos de Morfeo.
Arcián despierta en la mañana en su departamento de Buenos Aires, y se baña como todos los días, cuidando de no mojar su falso ombligo, al igual que Marion hace lo propio en Mar del Plata.

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